«La caridad nunca deja de ser: mas las profecías se han de acabar, y cesarán las lenguas, y la ciencia ha de ser quitada; porque en parte conocemos, y en parte profetizamos, mas cuando venga lo que es perfecto, entonces lo que es parte será quitado.» 1Cor.13:8-10.
Algunos religiosos enseñan que los dones de profecía y lenguas ya no se manifiestan en la iglesia de Dios porque fueron quitados cuando vino lo que es perfecto. Ellos afirman que lo perfecto es la terminación y compilación de los escritos sagrados que forman la Biblia, pero en ese caso tendrían que admitir también que la ciencia ya fue quitada, cosa que a todas luces se sabe que no es así.
Nosotros entendemos que al decir «lo que es perfecto», San Pablo se estaba refiriendo al establecimiento definitivo del Reino de los Cielos, y que el acontecimiento que media entre ahora y después es la Segunda Venida de Cristo.
Ahora creemos sin ver (por fe) y esperamos aquella bienaventuranza, pero entonces, hecha realidad, no serán necesarias la fe ni la esperanza; en cambio, la caridad no dejará de ser, porque si ahora nos amamos, en los cielos nos amaremos más aún.
Las profecías nos sirven para ver el pasado o el futuro en parte, como mirándolos por espejo, en oscuridad; mas en el Reino de los Cielos veremos cara a cara. Ahora conocemos, en parte, los misterios del reino de Dios; después los conoceremos plenamente. Ahora hablamos, en parte, lenguas humanas y angélicas.
La caridad es más excelente que el don de lenguas, que el de profecía, el de ciencia o el de fe, porque estos dones permanecerán sólo hasta la segunda venida de Cristo, mientras la caridad seguirá en la eternidad. Además, porque sin caridad, tener estos dones es como nada.
Nótese bien que las profecías, lenguas y ciencia serán quitadas cuando venga lo que es perfecto (la segunda venida de Cristo), no antes.
Ev. B. Luis, Cienfuegos, 1964
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